Comunicado de Rebelión o Extinción (XR) y Rebelión Científica, movimientos internacionales por la Justicia Climática en el estado español
Somos activistas por la Justicia Climática y mostramos aquí nuestro apoyo responsable a formas de protesta no violentas y nuestro compromiso con la defensa de la vida y de las zonas rurales.
Nos sumamos a la rabia de las y los pequeños y medianos agricultores y trabajadores del campo porque sabemos quiénes se enriquecen con la destrucción de las condiciones de vida campesinas y rurales.
Nos sumamos a la rabia del campo, conscientes de que, a nivel mundial, el porcentaje del precio de venta que va a los agricultores cayó del 40% en 1910 al 7% en 1997, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Nos sumamos a la rabia de las y los pequeños y medianos agricultores porque sabemos que, de 2001 a 2022, las distribuidoras y empresas agroalimentarias del sector han visto dispararse su margen bruto hasta un 188% y un 64% respectivamente, aunque el de los productores se estanca cuando no es simplemente negativo.
Nos sumamos a la rabia ante la política agraria porque en 2020, el 0,5% de las explotaciones europeas más grandes recibieron el 16,6% de los fondos de la PAC, con ayudas individuales superiores a los 100.000 euros, mientras que el 75% de los pequeños y medios percibieron apenas el 15%, con menos de 5.000 euros cada uno.
Nos sumamos a la rabia del campo porque es injusto e hipócrita que unos pocos monopolicen el agua y/o las tierras. Detener macroproyectos agrícolas es defender un modelo agrícola que protege la vida, pero sobre todo permite a las y los agricultores vivir y trabajar en condiciones dignas.
Nos enfurece ver que la extrema derecha niega la emergencia climática, niega la sequía y niega sus causas, y nos enfurece ver que casi todo el arco parlamentario apoya los tratados de libre comercio y permite los desmanes de los intermediarios, para después tratar de instrumentalizar vuestro malestar.
El campo lo está pasando muy mal, los costes se disparan por la escasez de energía y las cosechas menguan debido al cambio climático, mientras los intermediarios aumentan sus márgenes. La lógica capitalista lleva ya mucho tiempo sobreponiendo la industria sobre el sector primario. Hasta que las gentes del campo han dicho basta y se han rebelado por toda Europa. Y han tomado las calles y las carreteras, y han usado tácticas diversas de desobediencia civil, y han mostrado el descontento, consecuencia de unas políticas dictadas sin participación real de la sociedad.
Junto con vosotras y vosotros, rechazamos los tratados de libre comercio de Mercosur, Nueva Zelanda, Marruecos o Chile, que solo benefician a las multinacionales del agronegocio como Bayer-Monsanto, Basf, Cargill o DuPont mientras desmantelan la protección social y ambiental y hunden económicamente a las y los agricultores de todo el mundo, contribuyendo además a la deforestación, a la aniquilación de la biodiversidad y al cambio climático.
Exigimos poner freno a los intermediarios, incorporar los criterios fitosanitarios europeos a las importaciones y defender también una alternativa al modelo de desregulación y de especulación neoliberal. Exigimos la puesta en marcha de una Asamblea Ciudadana por la Transición Agroalimentaria en la que se reciba información veraz sobre la realidad de la situación productiva, las condiciones del medio rural y se decida sobre el establecimiento de una Seguridad Social Alimentaria.
Apoyamos vuestras demandas de una PAC que no privilegie a la agroindustria. Además demandamos medidas apropiadas para apoyar a las y los agricultores a enfrentarse a la crisis climática, que no se instalen macroproyectos energéticos en suelo agrícola sin una participación ciudadana vinculante en su planificación previa, y que se implemente de una vez por todas la Ley de Cadena Alimentaria.
Creemos en el poder de las alianzas improvisadas y que el cambio puede surgir del encuentro entre los agricultores movilizados y los otros sectores marginales del movimiento social y ambiental que se han levantado en los últimos años contra las políticas económicas depredadoras. Debemos aprender a conjugar como sociedad la conservación de los ecosistemas naturales, que son esenciales para el mantenimiento de la agricultura y la adaptación a la crisis climática, con la defensa de condiciones de vida y trabajo dignas en el medio rural, que son a su vez esenciales para mantener la soberanía alimentaria de los territorios.
La lucha climática y ambiental será rural y popular o no será. El pequeño y mediano agricultor desaparecerá junto a la soberanía alimentaria de la población, y con ello nuestros últimos márgenes de autonomía frente a las corporaciones industriales. Debe surgir un vasto movimiento social para recuperar la tierra frente a su acaparamiento y destrucción.
Queremos ser aliados de quienes trabajan la tierra. Y lo seguiremos intentando por encima de los discursos que pretenden sembrar división en su propio provecho. Las y los agricultores, jornaleras y trabajadores del sector primario, deben ser y saberse arropados. Llamamos a toda la sociedad a defender el mundo rural, porque es una cuestión de supervivencia en un contexto de crisis climática, ecológica y energética.